El feminismo constituye una cultura que, en su globalidad, es crítica de un sujeto social -las
mujeres-, a la sociedad y la cultura dominantes, pero es mucho más: es afirmación intelectual,
teórica y jurídica de concepciones del mundo, modificaciones de hechos, relaciones e
instituciones; es aprendizaje e invención de nuevos vínculos, afectos, lenguajes y normas; se
plasma en una ética y se expresa en formas de comportamiento nuevas tanto de mujeres
como de hombres. Como nueva cultura, el feminismo es también movimiento político público
y privado que va de la intimidad a la plaza; movimiento que se organiza, por momentos con
mayor éxito, para ganar pedazos de vida social y de voluntades a su causa, y para establecer
vínculos y encontrar su sitio en otros espacios de la política.
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