Autora: Gisela Pérez de Acha (@gisela_pda)
Parecería que nuestro cuerpo ya no es nuestro. Sí, hablo de las mujeres, porque así se siente. En el lenguaje macho, machista, “machín”, el cuerpo y las tetas –como su máximo exponente– son un mero objeto, una cosa usable. Su último fin: saciar las necesidades sexuales y reproductivas de los hombres. La mujer que enseña las tetas se expone, y la que enseña el pezón es porque pide sexo a gritos. Parecería que no tenemos escape. En esta tesis se maneja Femen, un grupo de protesta ucraniano que utiliza las tetas como lienzo que sirve de medio para su único fin: recuperar la propiedad del cuerpo.
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